domingo, 2 de septiembre de 2012

Cobrizos, blancos y negros. Aborígenes de América



¿Fueron las poblaciones indígenas las únicas que habitaron América en los tiempos precolombinos? Esta interrogante fue abordada ya desde el denominado “Descubrimiento” de 1492 por numerosos cronistas y misioneros, quienes registraron la existencia de diversos grupos étnicos en el continente. Pues tal como manifestó fray Gregorio García en El Origen de los Indios del Nuevo Mundo e Indias Occidentales (1607), América fue poblada en tiempos diferentes, por diversas naciones o tribus, llegadas unas por el Oriente y otras por el Occidente.

Sin embargo, la antropología y la historiografía ortodoxa han forjado una visión dogmática que no acepta aquello que las propias crónicas y fuentes etnohistóricas consignan, y más aún, lo que el propio arte precolombino ha plasmado en numerosas representaciones: La presencia en América, con antelación al arribo de los peninsulares del siglo XV, de diversos grupos raciales.

Testigo de estas poblaciones, Víctor Larco Herrera desarrolló el ensayo titulado Cobrizos, blancos y negros. Aborígenes de América, publicado originalmente en Santiago de Chile en 1934, donde buscó aproximarse a los orígenes de estos grupos prehispánicos y su destino. Como el propio Larco Herrera ha explicado, la mayoría de los autores afirman que el tipo racial americano se caracteriza predominantemente por el color cobrizo de la piel del hombre. Esto es indiscutible, pero no excluye la certeza de que también hubo y hay hombres originarios, de piel blanca y de piel negra. Edición, prólogo y notas de Rafael Videla Eissmann. Quito, Agosto de 2012. 140 páginas.